21 julio, 2007

"Dorando la Píldora" de Ariel Dorfman.

Ariel Dorfman, pertenece a la generación del denominado “post-boom” aunque la mayoría de los escritores reniega de tal designación, porque aludiría directamente a un movimiento anterior, y principalmente porque tendría connotaciones fuertemente comerciales, ligadas al éxito editorial, etc.
Términos como “Generación Novísima” o explícitamente “Generación del Golpe” logran aproximarse de modo sustancial a las principales características que agrupan a los diferentes novelistas de la época, contextualizados por la violencia y frustración ante el fracaso del proyecto democratizador; entre dichas características, cabe destacar una cierta desestabilización desde una idea de sociedad, de comunidad a un brusco cambio centralizado en el individualismo y el “miedo al otro” imperante.
Este grupo de escritores se distingue en dos vertientes principales: por un lado están los que escriben posteriormente al golpe militar desde el mismo Chile, y, por otro lado, están los que publican sus textos desde el exilio. Estos últimos constituyen sin duda la crítica más ácida y explicita al régimen militar, esto debido a razones que podrían parecer obvias pero no está de más referirlas: por la distancia territorial y política con la que observan el fenómeno acontecido en el país, se autorizan para denunciar y, dicho sea de paso, se requiere (incluso internacionalmente) su propio testimonio sobre lo acontecido.
Este último es el caso de Dorfman, sobre quien solo indicaremos que fue asesor cultural del gobierno de Salvador Allende, lo que le costó la salida del país al instaurarse la dictadura militar en Chile, para, posteriormente, radicarse en Francia, desde donde genera sus primeros escritos con carácter de denuncia y testimonio.
La colección de cuentos breves Dorando la Píldora de Ariel Dorfman, sitúa al lector en el período que comprende la dictadura militar en Chile, fundamentalmente en los primeros años de la década de los ’70. Los relatos recorren distintas situaciones vinculadas entre sí por el dominio de un temple temeroso y violento característico de la época en la que se desarrollan las diferentes historias.
Las historias son narradas principalmente por sus propios personajes, recurriendo alternadamente a la estrategia narrativa de la corriente de la conciencia y al estilo indirecto libre para el desarrollo de los acontecimientos.
Fundamentalmente llama la atención la destreza con la que Dorfman logra referir, a partir de hechos particulares y cotidianos, grandes tópicos pertenecientes a la historia no oficial de la época, es decir, cómo sus breves cuentos logran referir amplios pasajes del acontecer de esos años.
Es así como al avanzar en la lectura, se nos introduce en parte del imaginario colectivo que ronda como un espectro a partir de los años terroríficos que significaron, para muchos, la dictadura pinochetista. Sin embargo, para nosotros, como lectores chilenos, dichas referencias multiplican el nivel de afectación, básicamente, debido a que crecimos, como generación, bajo el influjo de la desconfianza y el miedo de nuestros padres.
Justamente el miedo funciona como hilo conductor entre los 11 cuentos, podría decirse incluso que es “él” (como el temple espectral, personificado) quién nos conduce por cada relato.
Un mensaje a nombre del autor inaugura el texto, se trata de Acerca de las razones que demoraron el desembarco de estos cuentos, las que ya dan cuenta de algunos de los rasgos mencionados anteriormente, y enmarcan y orientan la lectura consiguiente. A partir de dicha introducción podemos observar, por ejemplo (y de manera concordante con lo que ocurrirá con el resto del texto), que Dorando la Píldora está dirigida a un público chileno, con el cual, el autor implicado, comparte una historia común, un lugar común, pero no a cualquier chileno, sino al chileno que ha sufrido la misma parte de la historia que él ha sufrido o escuchado.
De este modo, desde las primeras páginas del texto citado, se puede vislumbrar el carácter de “novela testimonial”, designación que, a riesgo de parecer ambigua, se presenta como adecuada, fundamentalmente, al conformar sentido en tanto que como voz narrativa individual, enuncia en su discurso parte importante del sentir testimonial colectivo, evocando, entonces, a la comunidad. Esto último además, porque, implícitamente, trata de apelar a un público al que le tocará juzgar los hechos cometidos. Además, en esta primera parte, se alude a la propia condición de exilio en el que se encuentra el escritor.
La colección de cuentos está compuesta por: Lector, Consultorio Sentimental, Asesoría, Nothing Nada, Comarca Registrada, Travesía, Feliz Aniversario, Titán, Y Qué Oficio le Pondremos, Dorando la Píldora, y Despidiendo a John Wayne. Entre los cuales, algunas de las temáticas que transitan son: el problema para publicar y el control editorial sobre la imprenta; los problemas sentimentales ingenuos, la consejería de la columna de un diario, los matices políticos de dicho embrollo amoroso, la desconfianza fundamental; el tema central de la tortura, la dicotomía víctima/ victimario, la irónica inversión de los roles sociales jerárquicos; el marketing asociado al régimen militar metaforizando a su vez la función de control sobre el país, etc.
Con la intención de profundizar más en el texto, nos abocaremos, a continuación, a revisar las directrices centrales del relato breve Nothing Nada,
A partir del título “Nothing Nada”, nos enfrentamos a un lenguaje interferido, contaminado por una lengua extranjera, el inglés. El emisor de peculiar discurso (podemos identificarlo por sus modos y recurrencias apelativas) sería un vendedor o más específicamente, el anfitrión de una tienda que promueve la adquisición de los productos en venta. Los productos destacan por estar en plena “liquidación”: Estamos liquidando todos los días, las veinticuatro horas del día ¿Incredible? Sí, incredible[1]. Lo que a o largo del texto conducirá al lector a la comprensión de que no se habla explícitamente de una liquidación de tipo comercial, sino más bien de un uso irónico del lenguaje figurado. Para esto se hace uso estratégico de la polisemia de la palabra[2] en dos de sus distintas acepciones.
Por otro parte, nos encontramos con lemas publicitarios como la family que compra unida, ilustres visitors, permanece unida[3], fórmula, sin embargo, que pone de manifiesto el propósito de conducción sobre el deseo del oyente de dicho discurso, incitar a que la familia se reúna en el consumo. Detenerse en esto no resulta antojadizo a la luz de la referencia a las férreas críticas del autor real a los medios que propugnan tendencias de tipo capitalistas, justamente como la aludida en este cuento, que podríamos identificar con una gran tienda comercial. Además, lo ofrecido por este promotor se encuentra en vitrinas, lo que concreta el carácter exhibitivo de la mercancía. Y a su vez, los apelativos ilustres visitors, respectable público, le otorgan distinción a sus oyentes por el solo hecho de ser compradores.
Sin embargo, la temática central de este breve relato, es el acto de tortura. El “promotor” presenta un object misterioso, sobre el cual se realiza un gran espectáculo, primero se juega un concurso que consiste en adivinar el carácter esencial de dicho object
Pueden ustedes identificar el objet? ¿pueden ustedes especificar su edad, su sex? ¿Hombre, mujer, boy, girl, profesión? Cabello, sí ¿pero de qué color, de cuál consistencia? ¿Religión? ¿Tipo de inmueble que ocupa? ¿Nationality? ¿Hábitos alimentarios?[4].

Cuestionamientos que nos van indicando, paulatinamente, que se trata de una persona, pero a la vez dichos cuestionamientos van sugiriendo la idea de que aquel object exhibido, se encuentra irreconocible.
Más adelante: Podrán notar que el object está en cuclillas, un poco arrodillado. Descripciones que solo van complementando la visión de la víctima de la tortura.
Aquí tomo el object misterioso en esta mano. Y en esta otra, un utensilio de cocina comúnmente conocido por el name de máquina de moler carne. Paso el object mysterioso por la máquina de denominada de moler carne. Vean ustedes el result: cortado en pedacitos tan little que ustedes supondrán que no hay ninguna posibilidad de volver a unirlos. (…) el object mysterioso ha desaparecido. Pero pongan attention. Ahora vaciamos el contenido de la coctelera en esta bolsa mágica. Agregamos –tomen nota de la receta, señoras, queridas ladies- agregamos una pizca de nuestro producto exclusivo, ORDONEX, solo una pizca, la goma que arregla todo caos, (…) el object misterioso sale enterito, tal como estaba al principio. Más ordenado, más obediente, digamos, pero básicamente idéntico.

La tortura se presenta como espectáculo, entre un concurso y una receta de cocina, esto develaría el carácter de deshumanización necesaria (y seguramente cierta) en un “ser humano” para torturar a otro “ser humano”, es decir, delata la macabra distancia “estética” que subyace la mirada del victimario contemplando a su víctima.
Por último, la referencia al elemento mágico ORDONEX, nos estaría indicando aquel principio rector y vanagloriado de orden, que pretende justificarse ante su contrario: el desorden, el caos. El orden, propio de todo régimen autoritario, principalmente de tipo fascista, se erige como fundamento de la salvación, ante la perdición humana, se hace “necesario” instalar el orden (doblegando incluso cualquier valor humano) para instaurar la paz, la tranquilidad, el supuesto reestablecimiento que resguarda la ansiada calidad de vida y la felicidad.
Bibliografía.

1. Dorfman, Ariel - Dorando la Píldora. Ed.Del Ornitorrinco, Santiago de Chile, 1985.
- Sin Ir Más Lejos. 1a. ed. Pehuén : Ceneca, Santiago, 1986.

2. Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua. Edición electrónica:
http:!!www.rae.es.
[1]Dorfman, Ariel Nothing Nada En: Dorando la Píldora, Ed.Del Ornitorrinco, Santiago de Chile, 1985 p.61
[2] liquidar.(De líquido).1. tr. Hacer líquido algo sólido o gaseoso. U. t. c. prnl.2. tr. Hacer el ajuste formal de una cuenta.3. tr. Saldar, pagar enteramente una cuenta.4. tr. Poner término a algo o a un estado de cosas.
5. tr. Gastar totalmente algo, especialmente dinero, en poco tiempo. Liquidó su hacienda en unos meses 6. tr. Desistir de un negocio o de un empeño.7. tr. Romper o dar por terminadas las relaciones personales. Fulano era mi amigo, pero ya liquidé con él 8. tr. vulg. Desembarazarse de alguien, matándolo.9. tr. vulg. Acabar con algo, suprimirlo o hacerlo desaparecer.10. tr. Com. Dicho de una casa de comercio: Hacer ajuste final de cuentas para cesar en el negocio.11. tr. Com. Vender mercancías en liquidación.12. tr. Der. Determinar en dinero el importe de una deuda. Diccionario de la Real Academia Española, En versión electrónica http://www.rae.es

[3] Dorfman Op. Cit
[4] Op. Cit

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